lunes, 13 de septiembre de 2010

Real Felipe

Su contrucción empezó en 1747 y culminó en 1778, según diseño del francés Luis Godín, fue una de las fortalezas más importantes de América y cumplió un papel relevante en la colonia al proteger a la capital de los ataques de piratas y corsarios. Más adelante, en el combate del Dos de Mayo de 1866, se convirtió en la principal defensa del país durante el enfrentamiento armado contra España. Actualmente es Museo del Ejército Peruano y exhibe objetos, uniformes y armas de la milicia peruana.



Tiene siete hectáreas de extensión (70 mil m2). Fue edificada en calicanto (fortísima mezcla de arena, cal y clara de huevo de aves guaneras) para defender a la ciudad de los ataques piratas.
De las tres "Felipe" que existen en América es la fortaleza más importante. Fue cinco veces sitiada y jamás vencida. Sirvió de refugio y cuartel a muchísimos protagonistas de la historia del Perú. Asimismo constituyó lugar de defensa de la República ante la fallida reconquista del Perú, en el Combate del dos de mayo de 1866.
El interior de la Fortaleza guarda fascinantes anécdotas, historia que podemos recuperar visitando la Casa del Gobernador, la Casa de la Respuesta, el Torreón de la Reina y del Rey, las mazmorras y calabozos, sus gruesas murallas y la famosa Puerta del Perdón.
El recorrido puede durar desde una hora y media hasta tres horas.





Los orígenes del Real Felipe se remontan al siglo XVIII, cuando El Callao era el puerto más importante del Virreynato del Perú y España embarcaba a través de él todas las riquezas con rumbo al antiguo continente.



Por este motivo los piratas y corsarios siempre merodeaban estos mares y de cuando en cuando atacaban el puerto, como las incursiones efectuadas en 1579 por Francis Drake, Tomas Cavendish en 1587, Hawkins en 1594, el holandés Spitzberg en 1615, Jacobo Clerk, más conocido por "L'Hermite", en 1624, Edward Davis en 1684 y 1686, Roggier Wodes en 1707 y el corsario francés Anson en 1742; es por esto que El Callao siempre estuvo fortificado con murallas que rodeaban la ciudad.





El Torreón del Rey estaba considerado dentro del esquema defensivo del Real Felipe como una fortaleza dentro de la fortaleza. El torreón cuenta con tres niveles (llamados base, machón y mirador), existiendo en dos de ellos plataformas con cañones; la primera con 24 cañones de fierro y la segunda con 8 de bronce.



Interiormente cuenta con todos los servicios que le permitían resistir en caso de un ataque contra la fortaleza. El puente de acceso es levadizo, de tal forma que una vez elevado es casi imposible llegar a la puerta. La construcción interna es en forma de laberinto para confundir a los que trataran de ingresar (si es que podían..). En la época de la Guerra con Chile (1879-1883) el torreón fue modificado, eliminándose los niveles superiores y montándose dos plataformas para cañones giratorios. El efecto del tiempo unido a los terremotos registrados en el pasado lo dejaron en ruinas, pero recientemente ha sido restaurado a su forma original.
Los torreones tenían una doble misión; eran los puntos fuertes por la concentración de la artillería que podía disparar a los 360 grados de dirección y a la vez podían aislarse del resto de la fortaleza. Si acaso los enemigos lograban entrar en el recinto principal, los torreones cerraban sus puertas y elevaban los puentes de acceso a los mísmos, pudiendo entonces continuar la lucha contra los atacantes y conseguir desalojarlos.









Para este fin el Torreón de la Reina estaba equipado con depósitos de municiones, provisiones y hasta tenía su propio pozo de agua (hasta la actualidad tiene agua). Uno de los detalles interesantes es el calabozo, de forma semicircular, donde apenas podían estar de pié los detenidos y así parados y en una oscuridad casi total pasaban todo el tiempo. En el medio del semicírculo estaba la sala de la guardia donde funcionaba un curioso sistema de "inteligencia" de esa época; unos agujeros en la pared comunicaban con el calabozo y permitían a los soldados escuchar cualquier comentario que hicieran los presos y aprovechar inmediatamente esa información. Los agujeros tenían una forma especial redondeada que evita el paso de la luz y que uno se de cuenta que lo están escuchando.









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